miércoles, 7 de noviembre de 2018

El origen de "el que se fue de Sevilla, perdió su silla"



¡Hola! Volvimos para traerles el origen de otra de las frases populares. Esta frase se usa comúnmente cuando nos sentamos en un lugar que previamente estaba ocupado por otra persona.

La frase correctamente enunciada si atendemos al origen histórico de la misma es «Quien se fue de Sevilla, perdió su silla». Tiene según el Centro Virtual Cervantes, numerosas adiciones del tipo «Quien fue a Sevilla, perdió su silla, y quien fue a Aragón se la encontró»; «Quien fue a Sevilla, perdió su silla, y quien fue a Jerez, la perdió otra vez» o «Quien fue a Sevilla, perdió su silla; quien fue y volvió, a garrotazos se la quitó». Algunas carecen de referencia geográfica: «Quien fue a Sevilla, perdió su silla; quien fue y volvió, la recobró/encontró». Incluso también encontramos variantes más localistas: «Quien fue a Sevilla, perdió su silla, y quien fue a Morón, perdió su sillón» o «Quien fue a Padrón [Galicia], perdió su sillón».

Este dicho está basado en un hecho histórico que tuvo lugar durante el reinado de Enrique IV. En 1460 fue nombrado arzobispo de Santiago de Compostela un sobrino de Don Alonso de Fonseca que a su vez era arzobispo de Sevilla. El reino de Galicia se hallaba muy revuelto por aquel entonces y el sobrino pidió ayuda a su tío para tomar posesión de la sede episcopal, mientras él se quedaba en el arzobispado del tío, en Sevilla.

Don Alonso de Fonseca restableció la paz en la revuelta diócesis de Santiago, pero cuando volvió a Sevilla para recuperar su cargo se encontró con la desagradable sorpresa de que su sobrino se negaba a devolverle la silla arzobispal hispalense.

Esperamos que les haya gustado. ¡Buen miércoles!

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