"Al divino botón"
La frase se origina en la vieja Roma, cuando algunos flamantes cristianos rezaban el rosario (o alguna plegaria similar).
Parece que ciertos ciudadanos elevaban sus oraciones de forma rítmica y desganada, motivo por el cual pasaban las cuentas (los botones santos o divinos) del rosario sin depositar demasiada fe en el rezo.
Por tal motivo, las oraciones que llegaban a oídos de Dios no obtenían su aprobación y lo que se pedía no era concedido. Rezaban "al divino botón", es decir, poniendo más énfasis en los pequeños objetos que en el contenido de las plegarias.
Hoy en día se utiliza con el significado de hacer algo en vano, esforzarse sin obtener el resultado esperado.
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